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Mujeres trans parodian el último episodio de la saga StarWars

El Despertar de las Tracas

En esta versión del Despertar de la Fuerza, el hijo de Han Solo y la princesa Leia se ha convertido en mujer. Kylo Ren está dispuesta a matar a su padre si es necesario, con tal de permanecer en el lado “osculo”.  La temporada va todos los sábados de marzo en la discoteca La Jarrita del centro de Lima.

Publicado: 2016-03-10

Faltan pocos minutos para las 3 a.m. y por el altavoz se oye un llamado que dice “señorita Yurico, a camerinos por favor”. Se trata quizá de la chica trans más sensual de la ciudad que sin prisa se despide de las amigas que la escoltan en la platea de La Jarrita. La imponente Yurico Cheng, con gran delicadeza y ritmo, sube al todavía oscuro escenario para desaparecer tras bambalinas. Ha llegado la hora de dar vida a un Kylo Ren transexual que lucha por su derecho a ser lo que es. 

La clásica música de La Guerra de las Galaxias inunda el salón de baile y una proyección gigante que abarca la pared detrás del telón, muestra el espacio exterior donde un texto que viaja en medio de las estrellas introduce la historia de ‘La Perra de las Galaxias, Episodio VII: El Despertar de las Tracas’. Es la adaptación de la obra de George Lucas al universo trans limeño, hecha por Juan Carlos Ferrando, el transformista más famoso del Perú, que además de dirigir un elenco de cuatro actrices y dos bailarines, presta su voz en off para el show.

El espectáculo empieza cuando un robusto stormtrooper abandona la temible Nueva Orden del Imperio. Harto de tanta masacre y de que “la Kylo” lo tenga como su sirviente, se ha dado cuenta de que ya no quiere ser soldado, sino que también quiere ser mujer. Tras declarar su libertad, el valiente Finn, interpretado por la drag queen Luigy Strechiny, baila junto a otros dos stormtrooper al ritmo del mash-up ‘Destination Calabria’.

El musical combina baile, luces y audiovisuales con los códigos de ambiente. “Pechar”, “volteadora”, “wawis”, “buses” y otras palabras se dirigen a un público entendido, aunque los veinte minutos de color y humor de este despertar permiten disfrutarlo sin necesidad de conocer la jerga.

Una de las mejores coreografías del espectáculo, por su cadencia, es sin duda la de Jessie Xtravaganza, que interpreta a Rey, la recolectora de chatarra - y bataclana - del desértico planeta Jakku. Junto a Yoel Gavelan (coreógrafo) y Mayel Rodríguez (bailarín), la Xtravaganza al mejor estilo de Kylie Minogue baila Can´t Get You Out Of My Head.

Al igual que en la película original, el clímax llega cuando Kylo Ren se enfrenta a su padre, salvo que en la versión de La Jarrita, luego de un rápido cruce de espadas, Han Solo le rompe una uña a su hija, amenazándola con volverla hombre otra vez. La respuesta de “La Kylo” es la canción ‘Soy lo que Soy’, emblema de las personas TLGB (trans, lesbianas, gays y bisexuales) compuesto por Jerry Herman para el musical de Broadway: ‘La Jaula de Las Locas’ en los años ochenta.


Soy lo que soy

Más allá del glamur, belleza y talento en La Jarrita, la mayoría de la población travesti, transgénero y transexual de Lima sufre marginación, exclusión y violencia. Son aproximadamente 23 mil mujeres trans que viven en la capital. “La mayoría proviene de los bolsones de pobreza de las capitales de los departamentos”, que migra en muchos casos para dedicarse al trabajo sexual, afirma la Dra. Ximena Salazar, antropóloga del Instituto de Estudios en Salud, Sexualidad y Desarrollo Humano (Iessdh). Para Salazar, “la población de mujeres trans constituye una de las más excluidas y marginadas de la sociedad peruana”.

En efecto, se trata del último grupo de personas sin derechos civiles en el Perú, ya que se les niega su derecho a la identidad de género. Si a lo largo de la historia de la República, se abolió la esclavitud de la población indígena y negra, y las mujeres conquistaron su derecho al sufragio, la comunidad trans aún espera ser reconocida por la Constitución y las leyes peruanas.

En muy pocos casos como en el de Naaminn Timoyco y tras un juicio de 8 años, el Registro Nacional de Identificación y de Estado Civil (Reniec) ha reconocido el sexo femenino de una mujer trans en el Perú. Peor aún, de acuerdo a una investigación del Iessdeh, el 10 por ciento de esta población ni siquiera tiene un Documento Nacional de Identidad (DNI).

Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el 80 por ciento de las mujeres trans en América Latina muere antes de los 35 años, y el 78 por ciento de los asesinatos de este grupo a nivel mundial ocurrieron en Centro y Suramérica.

Muy cerca de La Jarrita y en pleno centro de Lima, viven muchas chicas trans que ocupan solares antiguos. La mayoría son muy jóvenes para enfrentarse a una marginación social que no les provee servicios públicos de salud y educación acordes a sus necesidades, y que les deja pocas opciones laborales, siendo la más común la prostitución. De acuerdo a Ximena Salazar, el 89 por ciento de ellas no cuenta con un seguro de salud a pesar que una de cada tres vive con VIH. Además, la mitad ha abandonado sus estudios.

Es que una vez superada la duda del qué soy, viene el frustrante camino de la aceptación de los demás, sus familias, amistades, la sociedad y el propio Estado. 


La Jarrita

Hace más de dos décadas funciona en la cuadra 9 del Jirón Camaná la disco-video-pub La Jarrita, lugar para la diversión especialmente de chicas trans y hombres que las prefieren así. Aunque no se discrimina a nadie, la mayoría del público es trans, gay y bisexual.

En sus cinco salones, cuatro para beber y charlar, una mezanine y una gran pista de baile con escenario incluido, se respira tolerancia. La decoración es ecléctica. Hay lámparas de araña, repisas llenas de huacos, molduras en los techos, paredes empapeladas y luces de neón. La música siempre es acompañada de un video clip seleccionado por el VJ Percy, que lo proyecta en las varias pantallas del lugar.

En los noventa La Jarrita también era una cevichería durante el día, pero en la actualidad solo abre pasadas las 5 de la tarde, de jueves a sábado. La entrada incluye una botella de cerveza grande que reemplaza a la tradicional jarra que le dio el nombre muchos años atrás. La salida es antes del amanecer.

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Escrito por

Carlos Bedoya

Periodista y abogado. Interesado en política, economía y sociedad @cbedoyam


Publicado en

Disidencias

reflexiones, artículos, entrevistas, reportajes e investigación sobre política, economía, sociedad, género e historia.