Abel Gilvonio Cárdenas es parte de la renovación de la izquierda peruana que trae la candidatura de Verónika Mendoza. Tiene 36 años, es sociólogo y desde muy joven ha integrado diversos colectivos políticos. Es miembro de Tierra y Libertad desde su fundación y ha trabajado intensamente por el proyecto del Frente Amplio.
En medio del cerco mediático, Gilvonio podría haber pasado desapercibido como un candidato más de los cientos que tientan una curul en el Parlamento Nacional cada cinco años, pero en su caso la prensa concentrada le ha puesto los reflectores, no precisamente por su trabajo barrial o cultural, sino por ser hijo de uno de los dirigentes del extinto Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), quien estuvo preso por casi dos décadas y murió poco después de pagar su condena por delito de terrorismo.
En esta entrevista, Abel Gilvonio que va con el número 16 por Lima, evalúa la experiencia de su padre, nos da su mirada política y el trabajo que piensa hacer de ser elegido parlamentario.
-Se te ha cuestionado porque tu padre y otros de tus parientes fueron miembros del MRTA, ¿qué piensas de ellos?
-Pienso muy distinto a ellos, porque creo que el uso de la violencia es el fracaso de la política.
-¿A qué te refieres?
-Desde que empecé en el movimiento juvenil, cultural, barrial, y después cuando me incorporé a la vida política desde Comas en la lucha contra la dictadura fujimorista, he pensado que hay que luchar por la democracia en paz, sin violencia, porque la violencia es el fracaso de la política.
-Se te machaca que te refieres a presos políticos en lugar de terroristas.
-Mi papá ha sido juzgado por el delito de terrorismo y purgó condena 17 años. Mi tía Nancy igual, purgó condena 16 años y estuvo presa en siete penales del país, en uno de hombres casi un año. También mi tío Raúl, que purgó condena 15 años en el penal de Huacariz en Cajamarca.
-¿Qué opinas de eso?
-Siempre lo digo, no creo en la impunidad, ni en la amnistía, ni en el indulto. Creo que en el Perú ocurrió una tragedia. Esa tragedia ha sido juzgada no solo por el Poder Judicial, sino por la propia sociedad peruana. Y ellos han pagado su condena no solo jurídica, sino también social, que es mucho más fuerte que la condena jurídica, porque en el derecho ciudadano puedes cometer un delito, cumplir una pena, salir y reinsertarte en la sociedad como cualquier individuo, pero en el caso de los delitos de terrorismo es mucho más complicado y mucho más complejo.
-¿Cómo fue en el caso de tu padre?
-Después de los 17 años de prisión, se reincorporó a su vida laboral. Él había sido abogado laboralista de varios de los sindicatos en los setenta, que tenían no solamente consciencia de lucha sindical, laboral, sino una gran consciencia política. Fue abogado del histórico sindicato de Cromotex. Entonces, al salir de la cárcel se incorporó nuevamente al tema laboral y ganó varios casos litigando en el Poder Judicial. Incluso, fue parte del Colegio de Abogados hasta que falleció.
-¿Que te dijo respecto de su experiencia?
-Que lo que había ocurrido no debía volver a ocurrir jamás, y que el Perú había vivido una tragedia y que ellos habían sido parte de ese suceso doloroso para el país. Su evaluación final fue que debieron actuar diferente, sin violencia.
-¿Cuándo tu padre fue detenido que edad tenías?
-Trece años, pero mi papá era clandestino desde que yo tenía diez. Era un niño.
-¿Por qué cuando tu padre salió de la cárcel no hizo política y solo trabajó como abogado?
-Porque decía que tenía una deuda pendiente con su familia. El dejó todo por el MRTA, dejó su rol de padre, de esposo y eso le afectó mucho cuando estaba en prisión. Cuando salió tenía la necesidad de resarcirlo.
-¿Desde que tu papá salió de la cárcel hasta que murió cuantos años pasaron?
-Ni tres años.
-¿De qué murió?
-De Cáncer. El doctor decía que era por las duras condiciones carcelarias que tuvo. El estuvo preso en Yanamayo catorce años.
-¿Y tú por qué has entrado a la política? ¿Por influencia de tu padre?
-No, mi padre en el transcurso de su vida no estuvo muy cerca de nosotros. La que estuvo luchando por agua, por desagüe, por pistas, por servicios, por comedor popular fue mi madre. Y esa lucha que ella tuvo en el barrio de Comas es la que a mí me sensibilizó y me incorporó a la vida política.
-¿O sea que tu vena política es materna?
-Sí, por su lucha social en el barrio, por derechos básicos y hasta por tener una cancha de fulbito donde puedan jugar los niños. Desde allí me viene la vena. Soy un entregado igual que ella, porque creo que hay que entregarse para poder cambiar las cosas.
-¿Por qué crees que te atacan tanto en Panorama y otros medios?
-Si bien el ataque es contra mí, se trata en realidad de un ataque a Verónika Mendoza porque en las últimas semanas ha venido creciendo sostenidamente en las encuestas. La han querido meter en una licuadora como dice Rosa María Palacios, pero no han podido. Por eso, (Mauricio) Mulder y (Carlos) Bruce cuando discutían con (Enrique) Castillo en el programa Agenda Política, decían que la estrategia Gilvonio no había funcionado. Mulder señalaba que eso ya no da grandes titulares, porque incluso Mendoza ha subido cuatro por ciento más. Después ha venido lo de las agendas, y yo creo que seguirán inventando más cosas hasta el día de la elección.
-¿Y te parece adecuada la respuesta de Verónika Mendoza?
-Creo que el Frente Amplio con sus voceros, la misma Verónika, y yo - porque también he tenido que salir a los medios - hemos deslindado adecuadamente con el terrorismo.
-Pero a ti te dicen que eres prácticamente un terrorista...
-Quieren levantar un cuco, un fantasma que ya no existe. El MRTA desapareció en 1997 con la muerte de Néstor Cerpa en la embajada de Japón. Desde allí no hay ninguna acción del MRTA. Ninguna que aparezca en los partes policiales. En el año 1997 después de la muerte del último de sus dirigentes ya no ha habido más MRTA en el país. Me acusan de terrorista porque hay una sensibilidad, y a mí me preocupa mucho esa sensibilidad. Antes me preocupaba solo mi calidad de víctima del proceso de violencia, por todo lo que me había pasado, pero ahora mi preocupación es mucho mayor. Me pregunto, ¿qué siente el hijo de un militar que fue víctima de un atentado subversivo? Para mí fue una tragedia personal, pero para el país fue una tragedia social y política que no debe repetirse.
-¿Qué le dirías a la gente que ve los reportajes contra ti?
-Que hay dos cosas fundamentales. Primero que yo tenía 13 años cuando capturan a mi padre. Yo era un púber en esa época. Segundo, que estamos en una guerra sucia declarada contra el proyecto del Frente Amplio porque es posible que pase a la segunda vuelta.
-¿Cómo llegaste al Frente Amplio?
-Yo soy militante de Tierra y Libertad desde su fundación. Entré como militante de base y llegué a ser responsable nacional de organización. Luego trabajé muy duro junto a varios compañeros para reimpulsar el Frente Amplio en febrero del año pasado. También trabajamos el Congreso Nacional del Frente Amplio en julio e impulsamos las elecciones ciudadanas para elegir a nuestros candidatos a la presidencia donde salió elegida Verónika Mendoza.
-¿Y cómo decidiste ser candidato al congreso?
-Un conjunto de compañeros alentaron mi candidatura porque vieron un liderazgo en mi trabajo de organización política. Me dijeron que creían que era posible que yo fuera precandidato y luego candidato. Yo acepté.
-¿Qué es lo que más te identifica con la izquierda del Frente Amplio?
-La propuesta de cambio de constitución, es decir reconstruir una nueva articulación social, un nuevo pacto entre los peruanos.
-¿Te refieres a salir del Estado fujimorista?
-Sí, salir del Estado y del modelo fujimorista, lo que dejó la dictadura de Fujimori. Luché desde el año 97 por la democracia, pero esa democracia es limitada, pues solo sirve para que la gente vaya a votar cada cinco años pero no trasciende al tema social, económico, ni cultural. Entonces, es por eso que yo me incorporo al Frente Amplio. Además, un elemento fundamental aunque polémico dentro de la izquierda es el tema ecológico. Dentro de mi partido Tierra y Libertad recogemos este tema: la defensa del medio ambiente.
-¿Eres antiminero?
-No. Tiene que haber inversión respetando el medio ambiente. Por eso mi partido sacó la propuesta de “la nueva minería en el Perú” que puede debatirse y ser mejorada, pero Tierra y Libertad nunca ha dicho que no queremos minería, sino que queremos una nueva minería en el país.
-¿No crees que el tema ambiental pasa por la convivencia de la comunidad con la mina?
-Pienso que eso tiene sobre todo un componente económico. Por ejemplo en Islay, el debate de los campesinos no es de autosostenimiento frente a minería. La gente mueve dinero y exporta a Bolivia varios productos agropecuarios que producen sus tierras. Ellos apuestan por la agricultura. Son agricultores con poder adquisitivo. O sea que lo que está en juego allí son relaciones económicas.
-¿Se debate el modelo económico en la práctica?
-Claro. Porque al final el Frente Amplio está planteando diversificar la economía. Verónika ha dicho además que debemos generar una revolución agrícola en el país. El Valle del Tambo es uno de esos lugares.
-Y en las ciudades, ¿revoluciones productivas?, ¿en tu barrio Comas por ejemplo?
-Por supuesto. Verónika ha propuesto apalancar líneas de créditos para los pequeños productores que están en todos los grandes conos de Lima Metropolitana. Las micro y pequeñas empresas son el actor fundamental de los barrios: los talleres de producción, la pequeña tienda, las pequeñas ferias, las asociaciones de mototaxi, etc.
-¿Tú quieres representar ese sector?
-Sí, precisamente, uno de los temas que propongo para el Congreso es la Ley Integral de Barrios que contempla acceso a crédito barato, capacitación, acceso a tecnología, infraestructura y atender otras restricciones de este sector productivo, que es el que dinamiza lo que ahora ya no se denomina “conos”, sino las distintas “Limas”. Sin embargo, la ley integral no solo es para las Mypes sino también es el programa “barrio-calles” destinado a los niños y jóvenes que no han tenido la oportunidad de tener estudios, ni chamba y que son prácticamente el caldo de cultivo para las pandillas, para la violencia y posteriormente para la sobrepoblación de las cárceles. También “barrio-seguro”, que es el tema central de la seguridad ciudadana. Queremos reformar la policía porque la policía de barrio es distinta porque se relaciona mucho con la comunidad. Es la policía con el barrio organizado la que se necesita para solucionar este tema. Pero son los temas centrales de educación, cultura y trabajo los que van a vencer la inseguridad ciudadana.