Sin duda el tema del género está muy presente en el debate nacional. Y no solo en cuanto a la violencia de género que suscitó en el 2016 la mayor concentración y movilización ciudadana desde la marcha de los cuatro suyos: el #NiUnaMenos del 13 de agosto que congregó a cientos de miles de personas en todo el territorio para decir basta de violencia contra las mujeres.
Este debate también comprende los roles que deben asumir las personas a partir de su sexo biológico, que además de estar a la base de lesiones físicas, psicológicas y feminicidio que sufren las mujeres por parte de los hombres, es la causa de la superioridad masculina frente a la femenina en el sistema de género que vivimos.
Y eso es lo que los sectores conservadores unidos en la campaña #ConMisHijosNoTeMetas parecen no entender. Las mujeres no son inferiores por nacimiento, sino como resultado de una serie de normas sociales impuestas y que comienzan desde niñas con las atribuciones de delicadas, tiernas, dóciles, etc. y de las orientaciones al espacio domestico, a la maternidad como objetivo de sus vidas, frente a los mensajes que se da a los niños sobre ser duros, fuertes, jugar fútbol, no llorar, etc.
Es frente a estas rígidas normas de género (que nada tienen que ver con tener pene o vagina) que ha surgido desde hace mucho tiempo una crítica a la dicotomía hombre/mujer, en especial en cuanto a los roles que “deben” asumir. Y no solo desde las ciencias sociales o el feminismo, sino también desde el arte.
Es el caso de las Drags Queen o los Drags King, en los que hombres y mujeres respectivamente se transforman en clave de mofa del género opuesto, llevando al extremo las cualidades culturales que definen los géneros y lo que se espera de estos. El arte del transformismo es sumamente transgresor y nos hace consientes de que los géneros se performan. Ser hombre o mujer, más allá de lo estrictamente biológico es actuar todo el tiempo de una determinada manera que hemos aprendido desde que llegamos al mundo según el momento histórico, la cultura y la sociedad en la que nos tocó vivir.
El movimiento Drag tiene muchas décadas y ha vivido varios momentos de apogeo. En el Perú, desde fines de los noventa y hasta la actualidad se ha desarrollado una movida Drag Queen que ha tomado las principales discotecas de ambiente, así como también salas de teatro y muchos espacios culturales y mediáticos. La movida Drag en Lima es bastante grande y cada vez más profesional. En la capital se les conoce como dragas a los hombres que se transforman en mujeres para realizar espectáculos que incluyen color, baile, doblaje y comedia. Se diferencian de las mujeres trans en la identidad de género. La tracas, como se les conoce, son mujeres todo el tiempo, mientras que las dragas solo cuando hacen sus shows.
Para conocer un poco más del transformismo local hicimos unas breves preguntas a Luigi Strechiny, Drag Queen con muchos años de trayectoria en este arte y que forma parte permanente del elenco artístico de la discoteca “La Jarrita” en el centro de Lima.
Justo antes de subir al escenario, Strechiny respondió rápidamente algunas preguntas.
- ¿Hace cuánto tiempo eres Drag Queen?
- Desde el 2002. Catorce años.
- ¿Cómo empezaste?
- Iba a discotecas de ambiente y veía bailar a gente como Coco Alarcón, Dorian Kassan y otros hace años. Mis amigos me decían que como yo tenía picardía y era chonguero, que me lance a un concurso. “Nunca voy a hacer eso” - decía yo - hasta que en el 2002 hubo un concurso de talentos en el Vale. Yo era el asistente de Tito Barrenechea (en la discoteca Vale Todo) y él me dijo: “Luigi, me falta un concursante, ¿quieres participar?”. Me ofreció cien soles así pierda o gane. Acepté e hice de Mercedes Sosa con tambor y un poncho grande. Me puse a bailar y el público vio tal comicidad que terminé pasando a la siguiente etapa del concurso. Y eso que allí había transformistas de renombre y yo no sabía ni maquillarme. Recuerdo que esperaba a Coco Marusix para que me maquille. Después, concursé de nuevo, hice la gata bajo la lluvia de Amanda Miguel. Ese concurso lo gané a pesar de la difícil competencia y así empecé a hacer shows en el Vale.
- ¿Quién es tu referente en el Drag Queen?
- Juan Carlos Ferrando por ser uno de los más antiguos. Él me invitó a participar en sus obras. Hasta ahora me estimula para seguir haciendo Drag.
- ¿Qué es para ti ser Drag Queen?
- Me gusta, me nace. No se trata de pintarse la cara como mujer, ni echarse brillo. Ser Drag es ser un camaleón. Puedes salir sin ropa o descalzo, pero siempre mofándote de algún personaje. Lo que sí es que hay muchos Drags que copian. En mi caso no soy copia de nadie. Soy Drag Queen con mi propio estilo. No soy réplica ni de los Drag Queen del Vale, ni de los del Legendaris. Tampoco soy copia de Juan Carlos Ferrando.
- ¿Y qué buscas transmitir en la gente que ve tus shows?
- Que me acepten por lo que soy: gordito y cargoso. Porque con lo que yo sé, trato de hacer sentir bien al público.
- ¿Ser Drag tiene que ver con tu orientación sexual?
- No tiene que ver nada con eso. Puedes ser padre de familia y ser Draga. En las Islas Canarias por ejemplo hay varios heterosexuales que participan en concursos Drag Queen.
- ¿Qué dificultades has enfrentado en estos años de Drag?
- Para empezar ser Drag cuesta plata: maquillaje, vestuario, muchas horas de ensayo y más.
- ¿Cuánto te demoras en maquillarte?
- Al principio tenía que esperar a alguien que me maquille. Luego cuando aprendí, podía demorarme varias horas. Ahora es más fácil pero todo depende del espectáculo y la puesta en escena.
- ¿Consideras ser Drag como un trabajo?
- Es un trabajo también, un ingreso extra para mí, pero además me gusta hacerlo. Hago shows en La Jarrita, que es como mi segunda casa, porque me ha permitido desarrollarme y mejorar mucho como Drag Queen. Si voy a otros lugares, sé que lo voy a hacer bien.
- ¿Cómo llegaste a ser parte del elenco de la discoteca La Jarrita?
- Estaba trabajando en el Vale y Ferrando me llamó para que integre el elenco por un día. Hicimos un show y le gustó a Enrique (dueño de La Jarrita y parte del elenco). Me contrató.
- Dos mujeres trans también integran el elenco de La Jarrita junto a ti ¿qué te diferencia de ellas?
- Hay gente que me dice que cómo puedo bailar con ellas, porque más es lo que posan que lo que bailan. Yo creo que cada quien tiene su estilo. Por mi parte trato de dar lo mejor en el escenario.
- Además de los show como Drag Queen, ¿trabajas en otra cosa?
- Sí, tengo otro trabajo pero no lo puedo decir.
- ¿Por qué?
- Porque hay homofobia y no se entiende que es el Drag Queen. Se piensa que es algo malo. Y aunque es mi vida privada y nadie se tiene que meter, prefiero no decirlo. Pero, hay gente en el trabajo que sabe que soy Drag. Incluso me han felicitado los que han visto mi arte.
- ¿Hasta cuándo piensas hacer Drag?
- Hasta donde me den las fuerzas.