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alias ag manipuló la agenda pública con el caso madre mía 

La fugaz visita de alias AG

Ni bien se difundió que sus iniciales figuraban en la agenda de Marcelo Odebrecht con la indicación del pago de una coima, salieron a la luz los audios del chuponeo que le hicieron a Humala hace seis años. Una bala de plata que guardaba alias AG de las épocas en que trataba de impedir que el candidato nacionalista sea presidente.

Carlos A. Bedoya

Publicado: 2017-05-16

Para Alan García, alias AG, la capacidad de manipular la agenda pública, llevándola hacia determinado tema y poniendo a discutir a todo mundo al respecto, siempre ha sido la forma de moverse exitosamente en política y de paso, salvarse de líos tan gruesos como los casos Petroaudios o Narcoindultos. Esto y echarle la culpa a algún operador (Mantilla, León, Chinguel, Cuba, etc.) han sido su especialidad. 

En su cátedra “bamba” de la Escuela de Gobierno de la Universidad San Martín, alias AG siempre señalaba que la gobernabilidad del Perú consistía en que el presidente ponga la agenda. Pena de muerte, el perro del hortelano, las famosas ratas entre otras consignas generaron titulares, análisis y mucha opinión durante su segundo gobierno.

Hace unos días, AG aprovechó su paso por Lima para hacer lo mismo, proyectando la imagen de tranquilidad y confianza de “quien no la debe no la teme”, pese a que desde la escalada del caso Lava Jato a fines del 2016, se refugió rápidamente en España, donde el embajador peruano es su amigo y aliado.

El terreno de su fugaz visita a Lima fue bien calculado, porque ni bien se difundió que sus iniciales figuraban en la agenda de Marcelo Odebrecht con la indicación del pago de una coima, salieron a la luz los audios del chuponeo que le hicieron a Humala hace seis años. Una bala de plata que guardaba alias AG de las épocas en que trataba de impedir que el candidato nacionalista sea presidente. ¿O ya nos olvidamos de todo lo que estaba detrás de los espionajes de Business Track y de los generales Morán e Hidalgo?

En fin, toda la atención de la prensa se fue al caso Madre Mía, mientras lo de alias AG pasaba a segundo plano. Apenas bajó del avión, AG además apoyó el indulto a Fujimori con el que “los albertistas” vienen presionando a PPK a cambio de no censurarle más ministros, ni vacarlo si fuera necesario.

O sea, una especie de cogobierno del chantaje, que tiene muy entusiasmado a Kenji Fujimori, pues implica la libertad de su amado padre y la casi liquidación de su hermana Keiko como la candidata para el 2021. Total, los varones Fujimori no le temen a las consecuencias de un negocio de este tipo, a diferencia de lo que está en juego para las dos veces perdedora: su última oportunidad.

Alias AG sabe de qué se trata esta operación y se sube al coche con la flexibilidad de quien puede desmarcarse una vez se acerquen las elecciones, manteniendo la impunidad negociada. Sin embargo, esta vez AG enfrenta una dificultad mayor: la supranacionalidad del caso Lava Jato. Hay al menos tres justicias movilizadas además de la peruana: Brasil, Suiza y Estados Unidos.

De hecho, en pleno paso por Lima, AG fue puesto a la defensiva por la divulgación de la delación del publicista brasileño Joao Santana, quien dijo que Odebrecht le pidió asesorar la campaña aprista del 2016.

Si bien AG ya está de vuelta en Madrid, sus problemas en Lava Jato están lejos de terminar. Lo peligroso es que cuando se ve acorralado es capaz de incendiar un país entero, y eso ya lo hemos visto desde los ochenta.


Escrito por

Carlos Bedoya

Periodista y abogado. Interesado en política, economía y sociedad @cbedoyam


Publicado en

Disidencias

reflexiones, artículos, entrevistas, reportajes e investigación sobre política, economía, sociedad, género e historia.