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Verónika Mendoza y las últimas movidas en la izquierda

La excandidata presidencial tendrá que compensar su falta de registro electoral haciendo más política: promover y participar de la más amplia convergencia progresista de cara a las elecciones y para enfrentar la ofensiva del fujimorismo y sus aliados.

Carlos A. Bedoya

Publicado: 2017-05-30

Una parte importante de la izquierda sin registro ante el Jurado Nacional de Elecciones parece haber resuelto este fin de semana, el drama de tener que buscar una franquicia electoral para lanzar candidaturas e intentar participar del poder político institucional. 

Se trata de las organizaciones que formaban el Frente UNETE, que no tuvieron juego alguno en las elecciones del 2016, y a las finales, desde la tribuna y sin poner candidaturas al Congreso, tuvieron que apoyar a Verónika Mendoza y al Frente Amplio que por esos días se mantenía unido.

Estamos hablando de los viejos partidos comunistas, Patria Roja y Unidad, aún ligados al movimiento sindical; los intelectuales izquierdistas de Ciudadanos por el Cambio que lidera Salomón Lerner, y otros dos grupos más: Fuerza Social (sin Susana Villarán) y el Movimiento por el Socialismo (antes Voz Socialista). Todos ellos articulados, bajo el nombre de Juntos por el Perú (Juntos), al Partido Humanista de Yehude Simon y a un tercer grupo de políticos donde destaca el general (r) Daniel Mora.

Si esta construcción unitaria, donde Simon pone la inscripción, finalmente cuaja, tendremos hasta cuatro plataformas nacionales de izquierda en el escenario electoral 2018 y 2021: el Frente Amplio que controla el congresista Marco Arana; Más Democracia que tiene a un empapelado Gregorio Santos como articulador y cabeza visible; Perú Libre del exgobernador regional de Junín, Vladimir Cerrón, y el naciente Juntos.

Tras la ruptura con Arana, Verónika Mendoza -que tiene todavía el espacio más importante dentro de la política nacional por el lado zurdo (24% de aprobación según GfK, versus 12 y 10 de Santos y Arana respectivamente)- se quedó sin la legalidad necesaria para intentar una segunda candidatura a la presidencia. Su reciente partido “Nuevo Perú” no tiene registro electoral y es prácticamente imposible obtener uno nuevo bajo los actuales requerimientos del sistema electoral. Peor aún, es probable que la reforma que se discute en el Congreso lo cierre más.

A pesar de ello, y de que volverse a juntar con Arana en el Frente Amplio (lo que más le convendría) es poco probable por tanta sangre en el ojo de uno y otro lado, Mendoza no ha desarrollado una política de alianzas inteligente hasta ahora. Todo lo contrario, apostó solo por inscribirse con la exigencia del 4% de firmas del padrón electoral (750 mil), algo para lo que Nuevo Perú no tiene ni plata, ni gente, ni tiempo.

Si bien Mendoza ya cuestionó las reglas que al inicio quería cumplir, no le queda otra que compensar su debilidad legal haciendo más política, siendo su mayor ventaja los congresistas que la apoyan. Por ejemplo, promover y participar con ellos de la más amplia convergencia progresista posible no solo de cara a las elecciones, sino para enfrentar efectivamente y ahora mismo a la ofensiva del fujimorismo y sus aliados. En ese camino, el nacimiento de Juntos es una buena noticia.


Escrito por

Carlos Bedoya

Periodista y abogado. Interesado en política, economía y sociedad @cbedoyam


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Disidencias

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