Frente al Pacto en las alturas: unidad a la Portuguesa
Salvando todas las distancias, debemos aprender de la experiencia portuguesa, que en medio de una crisis económica donde las políticas de la austeridad y represión de la derecha portuguesa y europea se presentaban como única receta posible, identidades tan distintas como las del Partido Socialista, el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista y el Partido Ecologista (los verdes) convergieron para convocar a la ciudadanía frente al pacto de continuidad de las derechas.
La manifestación anti-indulto del viernes 7 de julio en Lima y otras ciudades del Perú y el exterior, da una idea del espectro de convergencia política de oposición frente al pacto entre PPK y el fujimorismo cuyo punto de partida es la excarcelación de Alberto Fujimori.
Pacto que incluye impunidad para Alan García y Keiko Fujimori en Lava Jato, pero que tiene de fondo mantener intacto el Estado neoliberal fundado con la Constitución de 1993 y cuyos principales beneficiarios son las familias de las élites del poder económico local. Pacto que viene con aplanadora de largo plazo para el progresismo, los movimientos sociales y todas sus expresiones de representación política.
¿Es posible una respuesta convergente para enfrentar este pacto en las alturas?
Sí, aprovechando las fisuras que genera el indulto a la interna de las propias derechas que pactan, pero especialmente sobre la base de un entendimiento general de todos los que estamos en contra del fujimorismo, sus aliados y sus políticas anti-populares, y a favor de la recuperación de las políticas de dignidad: aumento de salarios, pensiones, libertades, reglas a la inversión, etc.
Todo lo demás en lo que se tenga diferencias profundas debe quedar postergado para otro momento. Ese es el fundamento para una convergencia progresista de convocatoria ciudadana tanto para enfrentar esta coyuntura, como para poner los cimientos de una alternativa de gobierno a lo que ha sido el Perú desde el golpe del 92 y que la “transición democrática” no cambió.
Salvando todas las distancias, debemos aprender de la experiencia portuguesa, que en medio de una crisis económica donde las políticas de la austeridad y represión de la derecha portuguesa y europea se presentaban como única receta posible, identidades tan distintas como las del Partido Socialista, el Bloco de Esquerda, el Partido Comunista y el Partido Ecologista (los verdes) convergieron para convocar a la ciudadanía frente al pacto de continuidad de las derechas.
Ese pequeño país del sur de Europa al lado de España y del que pocos hablan por acá es un ejemplo para los políticos del cambio. Sus izquierdas tan distintas llegaron a una acuerdo para gobernar sobre la base de la convocatoria ciudadana inicial, frenando la destrucción social, política y económica, cerrando déficits, desempleo y mejorando, aunque aún con límites, la calidad de vida de la gente.
La eurodiputada Marisa Matías describió esta experiencia de “gobierno a la portuguesa” en la Universidad de Verano organizada hace unos días por Podemos en Cádiz. El parangón con Perú es posible al saber que todo empezó con oposición política en las calles, convocada por los sectores más radicales cuanto los más social demócratas en un escenario de crisis económica. Ese proceso de movilización produjo una acumulación electoral para todas esas representaciones políticas en el 2015, base del acuerdo de gobierno posterior.