Con apenas 24 años de edad, Sigrid Bazán ya tiene un lugar en la escena pública peruana. Se hizo conocida cuando al ocupar el cargo de presidenta de la Federación de Estudiantes de la Pontificia Universidad Católica del Perú (FEPUC) se enfrentó duramente al cardenal Juan Luis Cipriani en la disputa que éste había desatado por tomar el control de la universidad. 

Posteriormente pasó a ser una de las más conocidas entrevistadoras de Radio Exitosa, que llega a nivel nacional, y desde donde ha sabido torear muy bien a los políticos locales más conservadores.

Se reconoce como marxista, mariateguista y gramsciana. Nunca ha negado su militancia al Partido Socialista ni a la izquierda, al contrario, siempre la pone por delante. Ingresó a la política partidaria de la mano del extinto Javier Diez Canseco y se mantiene hasta hoy en las filas de la organización que fundó uno de los más importantes líderes políticos que ha tenido la izquierda peruana.

Con esa tradición, Bazán se proyecta como una de las nuevas caras para las elecciones congresales del 2016. Aunque cuando se le pregunta sobre una posible candidatura, siempre antepone los intereses de su partido a los personales. Si bien no niega tajantemente una eventual postulación a la representación nacional, espera que en unos meses un evento partidario defina su suerte en ese campo.

En esta entrevista hemos querido conocer qué piensa Sigrid sobre la participación política de los jóvenes, la democracia, la minería, la educación, entre otros temas.


-¿Crees que más gente de tu generación está pasando a hacer política?

-Hay cada vez más interés por participar en la política de parte de los jóvenes, aunque eso no necesariamente se traduce en acciones concretas destinadas a ser parte de un mediano o largo plazo. Creo que cada vez más hay indignación; un querer salir y hacer algo al respecto. El reto es cómo concretar eso en un espacio donde se pueda trabajar permanentemente. En mi caso soy militante del Partido Socialista desde hace varios años, pero sin duda hay otro tipo de luchas y espacios donde se hace política que no solo son los espacios partidarios.

-Muchos de los jóvenes que lucharon contra Fujimori a inicios de siglo dejaron la política en la universidad ¿por qué crees que pasó eso?

-A eso se le llama la generación perdida y lo vemos en la política como un hueco entre los 30 y 45 años más o menos, donde los activistas de esa edad no están muy presentes o no son tan militantes. Para mí ellos, todavía deberían ser considerados jóvenes. Tengo todo un problema sobre cuál es la juventud, porque hay muchos jóvenes que reproducen prácticas que no son tan renovadoras en la política, aunque más que ahondar en la preocupación que ese vacío genera, creo que se trata de una secuela que dejó Fujimori, el terrorismo y toda la estigmatización que eso trajo.

-¿La lejanía de tu generación de lo que fue la guerra interna posibilita una mayor participación política?

-Más que posibilita, ayuda. El estar libre de toda esa carga del pasado hace que entremos con una actitud distinta a la política.

-¿Y cómo ves la participación política de las mujeres de tu generación?

-Hay muchas mujeres jóvenes en política, lo cual me gusta bastante porque las mujeres son discriminadas. Muchas, incluso que ya participan en política, son imposibilitadas de ocupar cargos en concreto. Pero no podemos amilanarnos por esta situación adversa. Al contrario, eso debe darnos más impulso.

-¿Basta con ser mujer?

-Por supuesto que no. Hay mujeres que no me representan en lo absoluto. Yo le diría por ejemplo a Marisol Pérez Tello: ¿qué hace en un PPC donde hay personas que atentan contra los derechos de las mujeres?, y a Keiko Fujimori: ¿qué hace liderando un movimiento donde hay personas vinculadas a las esterilizaciones forzadas de los noventa, o que estuvieron calladas mientras eso ocurría? Además ella fue primera dama avalando las torturas a su mamá. Evidentemente, hay mujeres que no me representan y hay mujeres que por ser mujeres pueden ocupar un espacio en la política, pero no necesariamente con la agenda que deberían llevar. El problema de fondo no es solo de género, es económico, es político y hay que dar la batalla allí. Si hay más mujeres que pueden participar en esas batallas con la agenda de género en buena hora.

-¿Te es difícil vivir en un país tan conservador como el Perú?

-Vivir en el Perú es difícil, pero esa dificultad debe hacer que el movimiento social crezca. Yo no entiendo cómo no hay más gente de izquierda en el país, porque es muy fácil ver que las cosas están mal y que seguimos en una transición. No estamos viviendo la democracia que nos imaginábamos cuando cayó la dictadura de Alberto Fujimori. Todo lo contrario, corremos el riesgo de que Keiko Fujimori sea la presidenta.

-Hablando de democracia, ¿cómo ves la manera en que el gobierno trata con la protesta social?

-Como parte del modelo. Lo único que ha hecho Ollanta Humala es profundizar ese modelo de represión tanto de la protesta como de la lucha social. Tenemos dirigentes que están presos hasta el día de hoy, o que están con prisión preventiva sin que sus casos se resuelvan, en prisión preventiva por coyuntura electoral, tratando de que no postulen.

-¿Te refieres a Gregorio Santos?

-El caso de Gregorio Santos es interesante. No voy a poner las manos al fuego por alguien que en primer lugar no es dirigente mío, ni conozco personalmente, pero sí me parece muy paradigmático que a este señor le hayan puesto una prisión preventiva cuando en realidad no había ningún riesgo de fuga porque estaba en plena campaña electoral. Me parece que allí hubo un tema muy irregular. Ahora, yéndonos al campo social, está el caso de Máxima Chaupe, que es una campesina a la cual se le quiere quitar todo, metiéndole miedo desde matar a sus cuyes, hasta tirar abajo su casa. Este es un gobierno que no solo reprime las protestas, sino que en el día a día afianza un modelo que reproduce violencia. Es la profundización de lo que nos dejó Alan García.

-¿Te consideras anti-minera?

-No me considero anti-minera. No creo que Marx se consideraría antiminero tampoco. Yo creo en el desarrollo de las fuerzas productivas. En que todos tienen que gozar de la innovación y la tecnología. Es positivo que explotemos nuestros recursos y que generemos riqueza para la gente. Sería anti-izquierda no pensar en recursos y desarrollo. Sin embargo, el desarrollo no es exclusivo de la minería, ni puede ir en contra de la gente.

-¿Qué opinas de la libertad de expresión en el Perú?

-Me parece muy importante evidenciar que hay una concentración de medios en nuestro país. Está estadísticamente probado. No es una cosa inventada que el diario El Comercio tenga prácticamente el monopolio de los medios impresos. Considero importante que haya iniciativas estatales de regulación, aunque se confunde mucho el regular el sistema de medios de comunicación, con regular la libertad de expresión. No se trata de tocar la libertad de expresión, se trata más bien de asegurar que haya libertad de expresión.

-¿Crees que no hay libertad de expresión en el Perú?

-Hay libertad de expresión recortada, porque debido a la concentración de medios hay sectores que no pueden expresar sus problemáticas. Creo también que el gobierno peruano ha caído mucho en la censura. No puedo decir que vivamos una dictadura sin libertad de expresión, pero sí puedo decir que la libertad de expresión se ha visto recortada en casos como el de radio “La Voz” en Bagua, o como en el último conflicto en Tía María, donde los flujos de información no llegan a Lima. La concentración pone la agenda y eso lo debería hacer la gente.

-¿Cuál es tu opinión sobre la educación superior en el Perú tras la reforma a la ley universitaria del año pasado?

-Antes que nada, no creo que debamos enfocarnos solo en la educación superior. Además, debemos enfocarnos en la educación como una parte del todo. Me preocupa mucho esto porque cuando me invitaban a hablar sobre la situación de la educación en el Perú, siempre me pedían que hable de las universidades, nunca sobre los institutos, poco podía decirse sobre la universidad pública o sobre los colegios, y sobre otros temas también igual de importantes que la educación. Por eso creo que mientras no veamos el problema en su total magnitud tenemos un primer sesgo. Dicho esto y tomando en cuenta la última elección de la federación en San Marcos, podemos decir más que nunca que la reforma de la ley universitaria ha sido solo eso, una reforma, y que en realidad lo que necesitamos es una nueva ley universitaria que se inserte en ese todo, que sería también cambiar la constitución. En ese sentido, debemos reformar muchísimas cosas que hoy por hoy avalan el lucro en la educación y que la ponen en segundo plano.

-¿O sea, que la reforma universitaria ha sido solo un parche, y malo?

-Ha sido insuficiente. Sí, ha sido parche. Ayudará seguramente a muchas cosas como promover la infraestructura u otras cosas buenas, pero eso no quita que la reforma haya sido mucho más discurso político que otra cosa. Basta decir que se le conoce como la Ley Mora, pero nadie sabe cuáles fueron las reformas que se hicieron a la Ley Universitaria en concreto y eso es preocupante. De un lado la gente no tiene esa información, y de otro, las universidades finalmente no están respetando la reforma.

-¿Y cómo se puede hacer cumplir lo que se ha reformado al menos?

-Tuve mucho esta discusión por el tema San Marcos. Si no se cumple con la ley, la encargada de denunciar a los responsables - que son los rectores, que son las autoridades que formaban parte de la ANR - tiene que ser la Procuraduría del MINEDU (Ministerio de Educación), pero si la procuraduría del MINEDU no hace nada, si el MINEDU no hace nada, esta reforma a la ley universitaria no se cumplirá. Estará de adorno. En realidad, con reforma o sin reforma siempre ha sido así. Por eso creo que las reformas no nos van a servir de mucho, si es que no tenemos un Ministerio de Educación que realmente atienda el problema.

-Y eso que el MINEDU no puede ir contra la autonomía de las universidades.

-No, pero qué hacer en el caso concreto de varias universidades que no han hecho asamblea para cambiar sus estatutos, o que no han conformado una nueva asamblea universitaria y por ende no han hecho elecciones para nuevos cargos para una nueva representación estudiantil y un largo etc. ¿Cómo denuncias eso? Como omisión de funciones, como incumplimiento de funciones, hay toda una serie de tipificación legal y hasta donde yo tengo entendido la institución encargada es la Procuraduría del MINEDU.

-¿Dirías que al MINEDU solo le importa la educación primaria y secundaria?

-Ese es el problema, pero no es que el MINEDU tenga solo como competencia ver la educación primaria y secundaria. Por algo es MINEDU, sino sería Ministerio de Educación Primaria y Secundaria lo cual es ridículo. Sí me parece importante decir que el MINEDU no puede violar la autonomía universitaria, pero tiene una procuraduría que puede tomar acciones cuando las leyes del sector no se cumplen, siendo además el encargado de la SUNEDU (Superintendencia Nacional de Educación Superior). Eso no se está llevando a cabo. Y ojo, ese es un primer problema en el cumplimiento de la ley. Eso no quiere decir que con esa acción se vaya a convertir a las universidades que no se están adecuando en espacios realmente democráticos, de crecimiento intelectual y de desarrollo de ciudadanía.

-¿Qué reformarías de la Constitución de 1993?

-El tema laboral, el rol subsidiario del Estado, la propiedad de los recursos naturales, ya sea a partir de un cambio de constitución o de una reforma constitucional.

-¿Asamblea Constituyente?

-Sería lo ideal, pero si no se tiene la correlación política para un cambio total de la constitución, se puede avanzar con una reforma que mejore temas que requieren inmediata solución como los conflictos socio-ambientales, mineros en concreto. Igualmente, el tema de la explotación de los recursos naturales; el rol de Petroperu en la explotación de petróleo, también en el caso del gas, etc. Todas las reformas en estos campos que sonaban pro chavistas, son en realidad necesarias porque se trata de recursos estratégicos y no de un tema de izquierdas o de derechas.


(Foto de portada: Omar Olivares)


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